A
sus 30 años, el lucense Diego Martínez está considerado como el
mejor físico europeo joven por la Sociedad
Europea de Física,
que otorga estas menciones cada dos años. Un reconocimiento que no
le ha servido para conseguir una beca Ramón y Cajal, el programa
estrella de incorporación de científicos de alto nivel que
proporciona contratos de cinco años para que se queden en España.
La comisión que juzgó su solicitud señaló su “poca
relevancia internacional”.
Martínez ha trabajado en el Laboratorio Europeo de Física de
Partículas (CERN) de Ginebra y ahora lo hace para el Instituto de
Física de Partículas de Holanda (Nikhef).
Si a un joven tan brillante como es este físico le niegan una beca, ¿qué esperanzas nos quedan a los estudiantes medios?
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